Monday, October 15, 2018

Oct. 21, 2018 - Our Creator Knows What Is Best

The Twenty-Ninth Sunday in Ordinary Time - B

Reading I:  Isaiah 53: 10-11

Psalm:  33

Reading II:  Hebrews 4: 14-16

Gospel:  Mark 10: 35-45

In today’s Gospel, we hear James and John asking Jesus to do for them whatever they ask of Him. In Jesus’ kingdom, one wanted to sit on his right side and the other on his left. Jesus takes the occasion to teach them some important lessons.

First, He teaches them that God the Father
already knows what is best for them.

I can remember being told a story in school about a man who did not like the cross that he was carrying, so he asked for a different one. After attempting to carry a number of different crosses which he could not manage, he asked to have his old cross back. One of my mother’s favorite sayings which supports this is:
“God fits the back for the burden.”


My mother had many crosses in her life, beginning with the fact that she was severely lame due to a tubercular hip bone which was operated on when she was three. The affected leg never grew to the length of the other leg, so she was severely lame. Besides the cross of the handicap, she suffered the discrimination that handicapped people of her generation experienced.

One story she shared with me was that she had applied for a position in which she would be designing greeting cards. She had attended New York Art School and was well qualified. The interviewer offered her the position. However, when she was walking toward the office door, the interviewer noticed her limping, called her back, and withdrew the offer of the job. His excuse was that his insurance premiums would go up if he were to hire a handicapped person.

My mother also shared that her mother tended to favor her over her brothers and sisters because of her handicap. However, she preferred to be treated the same as her brothers and sisters. She did not want any special treatment.

When I applied to become a Big Sister within the Big Sister Association. I was interviewed regarding the type of child with whom I would like to work. When asked about a handicapped child, I said that was not a problem. I was then asked if I had ever known a handicapped person well. I could not think of one, so I said, “No.” 
However, when the interview was over, I stood up and the light dawned on me. I said, “I can’t believe it! My mother was handicapped, but she never acted
that way... so I didn’t think of her that way.” 
Today, she would be
called “handicapable.”


The second lesson that Jesus taught the disciples was that God is Sovereign.
In the Garden of Gethsemane, at the beginning of his Passion, the human Jesus showed us how to deal with suffering: how to express ourselves as we hear him cry out in anguish: “My Father, if it is possible, take this cup of suffering from me!”  We need to be totally honest with our God. We need to release our raw feelings. We need to tell our Father that we are in deep pain and that we do not want it.

It is human for us to want to flee suffering. Sometimes God will perform miracles for us if it is for our good or that of others. Yet we need to acknowledge that he is sovereign and knows what is best for us. To be like Jesus, our final response must be: “Yet not what I want, but what you want.”  He has promised to be with us to help us with his Love and his Grace.

 Reflection Question:   How has the Lord and/or other people helped you to carry your crosses?  How have you helped others carry theirs?



Spanish Translation of Reflection Above...
Nuestro Creador Sabe lo que es Mejor

En el Evangelio de hoy, escuchamos a Santiago y Juan pidiéndole a Jesús que haga por ellos lo que le pidan. En el reino de Jesús, uno quería sentarse a su derecha y el otro a su izquierda. Jesús aprovecha la ocasión para enseñarles algunas lecciones importantes.

Primero, les enseña que Dios el Padre ya sabe lo que es mejor para ellos.
Recuerdo que me contaron una historia en la escuela sobre un hombre al que no le gustaba la cruz que llevaba, así que pidió una diferente. Después de intentar llevar una cantidad de cruces diferentes que no pudo manejar, le pidió que le devolviera su antigua cruz. Uno de los dichos favoritos de mi madre que apoya esto es: “Dios calza la espalda para la carga”.

Mi madre tuvo muchas cruces en su vida, comenzando por el hecho de que estaba gravemente coja debido a un hueso tubercular de cadera que se operó cuando tenía tres años. La pierna afectada nunca creció a la longitud de la otra pierna, por lo que estaba gravemente coja. Además de la cruz de la discapacidad, sufrió la discriminación que experimentaban las personas discapacitadas de su generación.

Una de las historias que compartió conmigo fue que había solicitado un puesto en el que estaría diseñando tarjetas de felicitación. Ella había asistido a la Escuela de Arte de Nueva York y estaba bien calificada. El entrevistador le ofreció el puesto. Sin embargo, cuando estaba caminando hacia la puerta de la oficina, la entrevistadora notó que cojeaba, la devolvió la llamada y retiró la oferta del trabajo. Su excusa era que sus primas de seguro subirían si él contratara a una persona discapacitada.

Mi madre también compartió que su madre tendía a favorecerla sobre sus hermanos y hermanas debido a su discapacidad. Sin embargo, ella prefería ser tratada igual que sus hermanos y hermanas. Ella no quería ningún tratamiento especial.

Cuando solicité convertirme en Big Sister dentro de la Asociación Big Sister. Me entrevistaron sobre el tipo de niño con el que me gustaría trabajar. Cuando se le preguntó acerca de un niño discapacitado, dije que no era un problema. Entonces me preguntaron si alguna vez había conocido bien a una persona discapacitada. No pude pensar en uno, así que dije "No". Sin embargo, cuando la entrevista terminó, me puse de pie y la luz se iluminó. Dije, No puedo creerlo! Mi madre estaba discapacitada, pero nunca actuó de esa manera ... así que no pensé en ella de esa manera”.  Hoy en día, sería llamada “discapacitada”.

La segunda lección que Jesús enseñó a los discípulos fue que
Dios es Soberano.
En el Jardín de Getsemaní, al comienzo de su Pasión, el Jesús humano nos mostró cómo lidiar con el sufrimiento: cómo expresarnos cuando lo escuchamos gritar de angustia: “¡Mi Padre, si es posible, toma esta copa de sufrimiento de mí!”  Necesitamos ser totalmente honestos con nuestro Dios. Necesitamos liberar nuestros sentimientos crudos. Necesitamos decirle a nuestro Padre que estamos sufriendo un profundo dolor y que no lo queremos.

Es humano para nosotros querer huir del sufrimiento. A veces Dios hará milagros para nosotros si es para nuestro bien o el de los demás. Todavía necesitamos reconocer que él es soberano y sabe lo que es mejor para nosotros. Para ser como Jesús, nuestra respuesta final debe ser: “Sin embargo, no es lo que quiero, sino lo que quieres”.  Él ha prometido estar con nosotros para ayudarnos con su amor y su gracia.


  Pregunta de reflexión:   ¿Cómo te ha ayudado el Señor y / u otras personas a llevar tus cruces? ¿Cómo has ayudado a otros a llevar el suyo?

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