Monday, June 25, 2018

Blog: Jesus Heals July 1, 2018

The Thirteenth Sunday in Ordinary Time - Year B



Reading I:  Wisdom I: 1:13-15;
                       2:23-24
Psalm:  30

Reading II:  2 Cor. 8: 7, 9,
                       13-15

Gospel:  Mark 5:21-43


In the Gospels, we hear a lot about the way Jesus healed people. Yes, He healed them or their loved ones physically,  However, it is good to consider that He also healed their spirits. In today’s Gospel, we hear about Jairus, a synagogue official, pleading with Jesus to heal his daughter who he believes is near death. He trusts that if Jesus were to just lay his hands on her she would get well and live. Jesus responds to him by healing and raising her up.

There must have been a strong bond between the father and daughter or Jairus would not have been so desperately pleading for Jesus to heal her. After all, Jairus was a man of importance. Here he is pleading with Jesus, a carpenter’s son, to heal his daughter and showing trust that Jesus could cure his daughter just by placing his hands on her.

Jesus not only heals the daughter, but he is also healing the spirit of her father at the same time. Parents who have bonded with their children suffer greatly when the child experiences pain or great trouble. How relieved, how joyful, how grateful Jairus and his wife must have felt. Yes, Jesus knew how much the child was loved, and in his compassion, He chose to heal the spirits of the parents by bringing healing to their daughter.

In another story of healing, the woman with the hemorrhage also suffered physically, and in her spirit. In those days, people did not understand the functions of the body as we do today. She was probably considered “unclean” and was shunned. We don’t know if she had been married or not. If the woman had not been married before her affliction, it is unlikely that anyone would want to marry her. She would be dependent on male family or relatives for support. On the other hand, if she was married and then became afflicted, her husband could well have
divorced her. That would have left her without support. How much anxiety
and embarrassment that would have caused her!

Sometimes the emotional suffering which accompanies illness can be almost worse than the illness itself. It can involve loneliness, anxiety, depression, and despair. Jesus looked not just on the physical hardships of people, but also the emotional toll it took on them. Let’s imitate the sensitivity of Jesus by being aware not only of the physical, but also the emotional pain, of our brothers and sisters.

 Reflection Question:   How can I  become more aware of the deep emotional pain of others in physical pain or difficult situations?




Spanish Translation of Reflection Above...
Jesús Sana

En los Evangelios, escuchamos mucho sobre la forma en que Jesús sanó a las personas. Sí, Él los sanó a ellos o a sus seres queridos físicamente. Sin embargo, es bueno considerar que Él también sanó sus espíritus. En el Evangelio de hoy, escuchamos acerca de Jairo, un funcionario de la sinagoga, suplicándole a Jesús que cure a su hija, que cree que está cerca de la muerte. Él confía en que si Jesús pusiera sus manos sobre ella, ella se recuperaría y viviría. Jesús responde a él sanando y levantándola.

Debe haber habido un fuerte vínculo entre el padre y la hija o Jairo no habría estado suplicando desesperadamente a Jesús para que la sanara. Después de todo, Jairo era un hombre importante. Aquí está suplicando a Jesús, el hijo de un carpintero, que cure a su hija y muestre confianza en que Jesús podría curar a su hija con solo ponerle las manos encima.

Jesús no solo sana a la hija, sino que también está sanando el espíritu de su padre al mismo tiempo. Los padres que se han vinculado con sus hijos sufren mucho cuando el niño experimenta dolor o grandes problemas. Qué aliviado, qué contento, cuán agradecido se sintieron Jairo y su esposa. Sí, Jesús sabía
cuánto se amaba al niño, y en su compasión, eligió sanar los espíritus
de los padres trayendo sanidad a su hija.

En otra historia de curación, la mujer con la hemorragia también sufrió físicamente y en su espíritu. En aquellos días, las personas no entendían las funciones del cuerpo como lo hacemos hoy. Ella probablemente fue considerada “inmunda” y fue rechazada. No sabemos si ella estuvo casada o no. Si la mujer no se había casado antes de su aflicción, es poco probable que alguien quiera casarse con ella. Ella dependería de su familia o parientes masculinos para recibir apoyo. Por otro lado, si ella estaba casada y luego se afligía, su esposo bien podría haberse divorciado de ella. Eso la habría dejado sin apoyo. ¡Cuánta ansiedad y vergüenza le
habría causado!

A veces, el sufrimiento emocional que acompaña a la enfermedad puede ser casi peor que la enfermedad misma. Puede involucrar soledad, ansiedad, depresión y desesperación. Jesús miró no solo las dificultades físicas de las personas, sino también el costo emocional que les costó. Imitamos la sensibilidad de Jesús al estar conscientes no solo del dolor físico sino también emocional de nuestros hermanos y hermanas.

 Pregunta de reflexión:    ¿Cómo puedo ser más consciente del profundo dolor emocional de los demás en el dolor físico o en situaciones difíciles?

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